Mérida, Yucatán, 14 de julio de 2022.-
Faltan leyes y certificaciones más exigentes en el control pesquero, asegura Oceana.
El 40 por ciento de las especies que se consumen y comercializan en México proviene de la pesca furtiva, debido a la falta de leyes y certificaciones más exigentes en el control pesquero, la omisión en la vigilancia y control de las pesquerías por parte del gobierno federal, así como a las reducciones presupuestales a dependencias responsables del cuidado medio ambiente.
El organismo internacional de protección a los mares, Oceana, advirtió del grave problema que implica el incumplimiento de acuerdos internacionales para México en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, poniendo en riesgo a especies marinas, reservas protegidas y a las comunidades de pescadores.
La directora de la campaña de Transparencia de Oceana en México, Mariana Aziz, afirmó que a dos años de la firma del acuerdo comercial, T-MEC México y Estados Unidos que no han cumplido en el combate a la pesca ilegal, la recuperación de especies sobreexplotadas y la protección de hábitats y especies marinas como la ballena franca del Atlántico Norte que se encuentra en peligro crítico de extinción.
La falta de acción de México para combatir la pesca ilegal ya ha tenido consecuencias para el país y sus pescadores, pues ha sido objeto de varios embargos comerciales en los últimos años y está perdiendo acceso a importantes mercados internacionales porque no se puede demostrar el origen legal de los productos del mar, y la sobrepesca afecta a 4 de cada 10 especies de peces.
Esta situación, puntualizó, no solo afecta a la economía nacional sino también a los pescadores que dependen de estos mercados.
“Actualmente, Estados Unidos tiene un embargo comercial sobre el pescado del Alto Golfo de California. Desde febrero, Estados Unidos tiene prohibido el ingreso a sus puertos de embarcaciones mexicanas provenientes del Golfo de México”, precisó.
Mariana Aziz anotó que por no cumplir con los estándares para evitar la pesca incidental de tortugas marinas el año pasado, México perdió su certificación.
Indicó que la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca de México (CONAPESCA) estima que más del 40% de los productos del mar podrían provenir de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).
Ante este panorama Oceana pidió al gobierno mexicano cumplir con sus obligaciones con respecto a la pesca y la protección de los océanos establecidas en el T-MEC, para lo cual debe de aprobar una norma de trazabilidad de pescados y mariscos para garantizar que el país no esté vendiendo productos derivados de la pesca ilegal.
También se requiere firmar el Acuerdo de Medidas del Estado Rector del Puerto; y reformar la Ley General de Pesca y Acuicultura Sustentables (LGPAS) para que se obligue a las autoridades a recuperar las especies pesqueras sobreexplotadas, deterioradas o en colapso, especialmente aquellas que tienen importancia social y de las que depende un mayor número de personas.
En el caso de Estados Unidos, Gib Brogan, director de campaña de Oceana precisó que Estados Unidos no cumple ni implementa por completo varias leyes ambientales para proteger a las ballenas francas del Atlántico Norte, que están en peligro crítico, y de las cuales quedan solo 330 ballenas.
Subrayó que las principales amenazas para esta especie son quedar atrapadas en redes de pesca y colisiones con embarcaciones.
Las ballenas francas del Atlántico Norte se encuentran a lo largo de la costa Este de los Estados Unidos y Canadá, y su población continúa disminuyendo cada año, ya que con el dato más reciente se observa que cayó 8% entre 2019 y 2020.
Por ello, hizo un llamado a los miembros del Consejo de la Comisión de Cooperación Ambiental (CCA) de este acuerdo comercial a votar a favor de una investigación sobre el incumplimiento de las leyes de Estados Unidos para salvar a las ballenas francas del Atlántico Norte, si lo hacen Estados Unidos podría enfrentar restricciones comerciales
“El gobierno de los Estados Unidos no puede exigir que México y Canadá respeten sus leyes ambientales bajo el acuerdo comercial, al mismo tiempo que no hace cumplir sus propias leyes para proteger a las ballenas francas del Atlántico Norte, en peligro crítico de extinción”, acentuó.