Ciudad de México, 18 de junio de 2022.-
Las abejas son los principales polinizadores del planeta.
Según la ONU, casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse y el 75% de los cultivos alimentarios del mundo también dependen de ellas.
Cada 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, establecido por la ONU para hacer énfasis en la emergencia climática que enfrenta en la actualidad la Tierra y los riesgos que representa la sequía para el desarrollo sostenible.
La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Es causada principalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas. Si bien el acceso al agua potable, el riego de cultivos está en riesgo, uno de los efectos menos discutidos ha sido la disminución importante en los polinizadores por carecer de cuerpos de agua de donde beber, que si continúan desapareciendo al ritmo actual, el equilibrio de los ecosistemas y el suministro de alimentos en el mundo corre riesgo.
Las abejas son los principales polinizadores del planeta. Según la Organización de las Naciones Unidas, casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse y el 75% de los cultivos alimentarios del mundo también dependen de ellas. Sin embargo, otros polinizadores comunes pero menos mencionados son las mariposas, moscas, colibríes y murciélagos, explica Miguel Ángel Santinelli, director de la Facultad de Responsabilidad Social (FRS) de la Universidad Anáhuac.
Todos estos animales se encuentran en riesgo de acuerdo con el Instituto de Biología de la UNAM. En nuestro país existen plantas que dependen de las abejas para poderlas producir, como son el chile, mango, calabaza, frijol o jitomate. A esta actividad que realizan los polinizadores se le considera un servicio ambiental.
Desde la segunda mitad del siglo XX se ha observado un declive en las poblaciones de polinizadores en las ciudades de Europa y América del Norte, incluyendo México. Según un estudio publicado en Cell Press en 2021, hay 25% menos abejas en la actualidad a las contabilizadas en 1990, y esto puede ser una tendencia que ocurra en los otros grupos de polinizadores.
Santinelli nos comenta que algunas investigaciones sugieren que estos animales mueren como resultado del uso de agroquímicos y pesticidas en los grandes monocultivos (es decir, cultivos de una sola especie de alimentos), pues además de matar a las plagas que atacan a las plantas, envenena a los insectos polinizadores.
Otras posibles causas de esta disminución son la deforestación, la introducción de especies invasoras, los efectos del aumento de la temperatura, que altera los ciclos naturales de la floración de las plantas y las temperaturas se vuelven más altas y más bajas de lo que estos animales acostumbran, así como la contaminación y desaparición de los cuerpos de agua donde estos animales beben, añade el director de la FRS.
Las consecuencias de que los polinizadores desaparezcan incluyen importantes consecuencias en la industria agrícola. “La economía ambiental ha avanzado en establecer metodología para cuantificar los servicios ambientales. ¿Cuánto costaría bombear el agua a la cima de las montañas, para que esta escurriera y regara todos los cultivos? Este servicio ambiental lo realiza el sol a través de la evaporación del agua. No se puede dimensionar el monto que costaría suplir la labor de los polinizadores”, menciona Santinelli.
Algunas acciones que se han emprendido en el ámbito académico para ayudar a la conservación de los polinizadores han sido las investigaciones sobre las causas de la disminución de estos animales, la educación ambiental sobre su importancia en los ecosistemas y las consecuencias de su desaparición, y la creación y capacitación de huertos urbanos que puedan ser un oasis para los insectos que habitan en las ciudades.
Por ejemplo, la FRS cuenta con un huerto urbano con algunas características que atraen a los polinizadores, como una gran variedad de plantas, donde incluyen chiles, tomates, eneldo, orégano, cebolla, acelga, zanahoria, jitomate, manzanilla, además de una zona lavanda y otras plantas aromáticas, que resultan atractivas para las abejas y mariposas.
Los polinizadores representan un servicio ecosistémico clave, crucial para la conservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria y que enfrentan amenazas importantes que deben abordarse con urgencia.