Proponen alternativas para reducir impactos del cultivo de agave en los suelos

Guadalajara, Jalisco, 26 de julio de 2024.-

Académico del CUValles comparte recomendaciones para la producción del tequilana weber, con el fin de reducir la erosión y pérdida de humedad en el terreno.

Todo monocultivo extenso impacta de forma negativa en los ecosistemas; y el agave para producir tequila se ha sembrado en 132 mil 993 hectáreas a lo largo de todas las regiones de Jalisco.

Con este dato, la entidad fue líder nacional en cantidad de sembradíos durante 2023, según el Anuario Estadístico de la Producción Agrícola del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de Sagarpa.

Y con ello devienen prácticas que provocan que los suelos donde crece la planta se erosionen, pierdan humedad, nutrientes y también sean contaminados, explicó el biólogo Leobardo Padilla Miranda, académico del Centro Universitario de los Valles (CUValles) de la UdeG.

Una de las situaciones que afecta mucho es el diseño de plantaciones que están alineadas en favor de las pendientes, lo que provoca que cuando llueve el agua corra por los surcos y al no haber cubierta vegetal se arrastra la tierra y, por ende, hay erosión.

“Una alternativa es que se siembre en curvas de nivel (para mejorar la distribución del agua), que ayuda bastante a prevenir la erosión. Tradicionalmente, el agave se cultivaba en lo que llamamos ceborucos, que son lugares rocosos y accidentados en laderas”, dijo.

“Pero lo que dicen los jornaleros, en específico la gente de campo, es que plantar agave en curvas de nivel es riesgoso porque es una planta con espinas y dificulta su manejo en el período de beneficio y en la cosecha. Pero se pueden buscar alternativas, por ejemplo, hacer las melgas más anchas y buscar que en lugar de ir en favor de la pendiente darle esas inclinaciones, eso lo hacen algunos agricultores, pero no todos”, detalló Padilla Miranda.

El académico apuntó que también es perjudicial creer que alrededor del agave no debe de crecer otra planta, para que no compita con ésta en la obtención de nutrientes.

“Ellos quitan toda ‘la maleza’, que desde otra visión pueden ser ‘buenazas’, que si logramos mantenerlas ahí sin que éstos logren competencia con el agave, pues podría ayudar bastante. Pero la verdad es que, por cuestiones económicas, por falta de mano de obra, se utilizan los selladores, los herbicidas que ‘te dejan el suelo limpio’, sin otra planta más que el agave”, abundó el maestro en territorio.

Añadió que esto es perjudicial porque al no haber vegetales, cuando llueve, de nuevo se produce erosión y se empobrece la calidad del suelo. Padilla Miranda recordó que toda planta puede crecer a la par del agave, de hecho, en el pasado, se solía cultivar junto con cacahuate, frijol, garbanzo, que fungen como biocontrol para fijar ciertos elementos en la tierra; también son de ayuda enredaderas o pastos.

“Sólo sería mantener las otras plantas en niveles más bajos que el agave y eso nos ayuda a prevenir erosión, amortiguar los rayos del Sol para que no lleguen directos al sistema radicular del agave. También retienen más humedad y toda la materia orgánica”, subrayó.

“Pero luego llegaron los agrónomos convencionales y dijeron que los sembradíos debían quedar ‘limpios’, esa idea se metió en la cabeza de todos los agricultores”, indicó.

Reconoció que para los productores es más barato recurrir a estrategias químicas que contratar a personas que utilicen las cazangas, porque también en un tiempo era escasa la mano de obra.

“Falta educación en estas alternativas menos agresivas al ecosistema, pero también menos agresivas al cultivo. Tenemos que voltear a ver las formas tradicionales donde hay un manejo integral”, mencionó.

Otras opciones para restaurar el suelo es la creación de bioinsumos a través de compostas, lixiviados de lombriz, e incluso la utilización de rocas y cenizas, que son de bajo costo.

Mucho agave, mucha crisis

Según Sagarpa, en 2023 en Jalisco hubo 13 mil 812 hectáreas de agave cosechadas, que produjeron un millón 254 mil 763 toneladas, con un valor de 30 millones 342 mil 244 pesos.

Los municipios que más hectáreas sembradas tuvieron son: La Barca, con 12 mil 755; Arandas, 11 mil 126 y Atotonilco el Alto, 8 mil 442. Pese a esto, en el panorama actual, en el que también se ha reducido el precio del agave en el mercado, el académico apuntó que es momento para repensar la siembra en la cadena de producción del tequila.

“Lamentablemente, las empresas buscan sólo ganancia y acumular riqueza sin importar lo que pasa en la parte ambiental y en la parte social. Pero las grandes industrias también necesitan repensar qué seguirá con este tipo de agricultura agresiva, pues también ellos en algún momento van a salir perdiendo”, recalcó Padilla Miranda.

“Ya hemos visto que el agave azul tequilana weber tiene un problema, porque ya es más susceptible a las plagas, madura mucho más pronto, pero con menor cantidad de kilos. Entonces, estamos hablando ahí de una degradación genética, o lo que llaman una aberración de la especie, y pues también está en peligro”, señaló.

Estas malas prácticas, dijo, también están a expensas de adoptarse en la industria de la raicilla, que comienza a ser vista por empresarios como oportunidad de negocio, por lo que es momento de revertirlo.

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