Hipertensión pulmonar, con alto riesgo de mortalidad

Ciudad de México, 19 de mayo de 2024.-

Por desconocimiento, 66% de las personas con esta patología fallece en los primeros cinco años.

Son detonantes de esta enfermedad, la obesidad, sedentarismo, consumo de tabaco, sustancias psicoactivas y medicamentos para bajar de peso.

La prevención es la mejor estrategia para evitar enfermedades, incluso aquellas que representan alto riesgo de mortalidad como la hipertensión pulmonar, que afecta a 10 por ciento de las personas adultas mayores a nivel mundial.

Especialistas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) “Ismael Cosío Villegas” indican que la hipertensión pulmonar es la presión alta en las arterias de los pulmones; lo que afecta de forma directa y de inmediato el lado derecho del corazón.

La presión alta en las arterias de los pulmones altera la cantidad de sangre que el corazón expulsa hacia los pulmones y hacia los vasos de todo el cuerpo. Con el tiempo, este sobreesfuerzo del corazón para que haya circulación sanguínea provoca aumento del lado derecho del corazón.

La presión pulmonar se caracteriza por cambios al interior de la pared arterial que llevan a la obstrucción sanguínea; afecta también al hígado, riñón y todas las estructuras del organismo, y es más común en las mujeres, debido a que tienen arterias más pequeñas.

Son detonantes de la hipertensión pulmonar: obesidad, sedentarismo, consumo de tabaco, de sustancias psicoactivas y de medicamentos para bajar de peso; múltiples embarazos, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), alteraciones del tejido conectivo, cardiopatías congénitas y otras de tipo hereditario.

De igual forma, puede deberse a problemas en el lado izquierdo del corazón, que es la causa más frecuente, ya que está presente en 75 por ciento de los casos. “El corazón es un solo órgano con doble actividad; el lado derecho tiene como función recibir la sangre proveniente de las piernas, cabeza y otras partes del cuerpo para pasarla al pulmón en donde se oxigena, una vez oxigenada la sangre regresa al lado izquierdo del corazón y de ahí se distribuye al resto del cuerpo”, explicó.

En caso de infarto, disminuye la fuerza de un segmento del corazón porque murió una zona. Esto reduce la función del lado izquierdo; en consecuencia, disminuye la cantidad de sangre que expulsa para cubrir las necesidades del organismo y se puede estancar en el pulmón.

La hipertensión pulmonar se puede presentar como consecuencia de enfermedades pulmonares o patologías que generan baja de oxígeno en la sangre, como la apnea obstructiva de sueño, fibrosis pulmonar idiopática y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

También, debido a obstrucciones de las arterias del pulmón por émbolos repetidos que generalmente proceden de las piernas; mecanismos multifactoriales; problemas hematológicos, sistémicos o metabólicos, o tener origen desconocido.

Los síntomas son diversos, pero el más frecuente es la dificultad para respirar (disnea). También puede haber fatiga, debilidad, dolor en el pecho, sobre todo cuando la persona hace ejercicio; síncope o pérdida súbita y breve de la consciencia con ausencia de tono postural; tos seca, náusea, sensación de vómito y en algunos casos expulsión de sangre por la vía respiratoria.

La complicación más frecuente y temida es la insuficiencia cardiaca derecha, ya que es la causa principal de mortalidad, una vez que el corazón del lado derecho está sometido a una sobrecarga crónica absoluta, termina por declinar el esfuerzo, pierde su capacidad de bombear la sangre hacia el lado izquierdo del corazón para que a su vez la distribuya al resto del cuerpo.

Esta patología puede generar coágulos que incrementan la presión y que eventualmente aumentan la dificultad del intercambio gaseoso, que es la función principal del pulmón.

Los especialistas del INER resaltaron la importancia de contar con una adecuada historia clínica con exámenes médicos, electrocardiograma que permite encontrar datos de crecimiento del ventrículo derecho, y radiografía de tórax para identificar la presencia de EPOC, bolas de aire, alguna patología respiratoria o si la arteria pulmonar está hipertensa; de ser así, se verá más grande que la aorta.

El cateterismo es otro estudio considerado el estándar de oro para el diagnóstico de la hipertensión pulmonar. También están las pruebas de medicina nuclear, resonancia magnética o tomografía ante la sospecha de que hay coágulos repetidos que proceden de las piernas y fueron obstruyendo las arterias pulmonares.

Los especialistas informaron que la hipertensión pulmonar puede presentarse en población infantil y desde el nacimiento debido a una alteración congénita.

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