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Por: Alfonso Alberto González Fernández
Ingeniero Civil, Director General en Alpro Ingeniería
Expresidente del Consejo Mundial de Ingenieros Civiles (WCCE)
Existe un refrán popular muy referido que cita: “de la moda, lo que te acomoda” y precisamente eso es lo que debemos tener en cuenta cuando nos vengan con el cuento de que estamos a la moda a través de esta nueva forma global de suministrar bienes y servicios.
Referir incansablemente a los cuatro vientos y por todos los medios, de que casi en modo automático o por arte de magia nos estamos insertando en el primer mundo, aprovechando nuestra vecindad y cercanía geográfica con el mercado potencialmente más grande del mundo y otras tantas bondades, lo que se nos facilita y está abriendo la puerta para salir del escenario (subdesarrollo) en el que nos encontramos, además de que ello es posible a través de las visiones y/o gestiones de quienes las presumen, no es tan así como lo cuentan. Veamos.
Partiendo de que “Nearshoring” es la estrategia de negocios que permite a las compañías acercar los centros de producción a sus mercados de consumo, al trasladar la fabricación a un país cercano o transferir procesos de fabricación a una ubicación geográfica más inmediata, obteniéndose mejores beneficios para la empresa por la respuesta debida a cercanía, tiempo, distancia, y mejores condiciones de sueldos y salarios, convierten esta oportunidad en un nuevo modelo de comercio.
Para consolidar estos beneficios, es necesario, al menos en México, según los expertos que nuestro país invierta en Infraestructura crítica, al menos un 3-5% del PIB (Producto Interno Bruto) que es el valor de lo que nuestro país produce anualmente en este caso.
Esto se refiere al monto de la inversión en puertos, aeropuertos, carreteras, parques industriales, conexiones logísticas, energía limpia y sobre todo estable, fibra óptica, redes 5G y sobre todo, invertir en la preparación y calidad del talento.
Un asunto importante es distinguir los obstáculos para lograr las metas y por ello, la seguridad y la dotación de vivienda, abastecimiento alimentario, servicios, educación, salud y transporte, deben resolverse de manera sustentable para anticipar la demanda que los futuros empleados en estas modernas fábricas o cadenas de suministro van a demandar.
Es impostergable la aplicación de la Planificación Urbana para articular debidamente esta nueva oportunidad y dejar de confiar solamente en la cercanía y los discursos.
Caso contrario, solamente seríamos una nueva versión de maquila, tal como la conocemos desde el tratado de libre comercio (TLCAN)
