Ciudad de México, 9 de julio de 2023.-
Ilia Alvarado Sizzo citó casos emblemáticos como el Día de Muertos en Michoacán, los paseos en trajinera en Xochimilco y las locaciones en pueblos abandonados como Real de Catorce, en San Luis Potosí.
El séptimo arte tiene el poder de que el espectador crea que lo proyectado es real, aunque sea ficticio, aseguró.
Al explorar la relación que ocurre entre el turismo local y el cine en diversas zonas del territorio nacional, Ilia Alvarado Sizzo, investigadora del Instituto de Geografía (IGg), de la UNAM, encontró que las producciones cinematográficas generan incremento de la actividad turística en ciertas zonas específicas del país, aunque muchas veces los visitantes van al sitio en busca de imágenes emblemáticas y hasta personajes que se cree inspiraron las películas, en vez de interesarse por la cultura local.
Estudiosa del impacto de las representaciones cinematográficas en las dinámicas del turismo en México, la geógrafa señaló que las imágenes, no exclusivamente del cine, fungen como un recurso publicitario para los territorios que lo utilizan, a fin de fomentar el turismo como actividad económica. “Las fotografías, representaciones en redes sociales, libros de viajero, novelas, e incluso canciones, suelen despertar la curiosidad para querer conocer el lugar que aparece representado en películas, fotografías o textos”.
El territorio mexicano, debido a su diversidad de paisajes y a la variedad etnográfica y cultural, ha sido usado como locación para innumerables producciones fílmicas nacionales y extranjeras, lo cual ha permitido la divulgación -en diferentes momentos históricos- de la imagen del país como destino turístico.
Alvarado Sizzo recordó que cuando hace algunos años se filmaron en el centro de la Ciudad de México escenas de la película “Spectre”, de la saga de James Bond, se presentó una interpretación ficticia y “carnavalizada” del Día de Muertos en nuestro país, al que mostraron en la escena inicial como un desfile festivo de calaveras que en realidad no existía de esa manera en la nación, pero que a partir de la cinta se promocionó en el mundo y se decidió implementar cada año en la capital de la República mexicana como un festival turístico.
“Muchos visitantes extranjeros asumieron que así se celebraba el Día de Muertos en México, pues el cine tiene el poder de que el espectador crea que lo que se proyecta es real, es una de las ventajas de la imagen en movimiento, que se toma como verdadera aunque sea ficticia”, comentó.
Otro ejemplo sucedió en 2017, cuando se estrenó “Coco”, de Disney-Pixar, la cual también hizo una interpretación del Día de Muertos en el país. “Estábamos trabajando en la zona purépecha de Michoacán y encontramos que en Santa Fe de la Laguna, una población pequeña a unos 40 minutos de Morelia, se creó una narrativa mediática de que ese poblado había sido el lugar que había inspirado la película. Incluso se dijo que una señora de más de 100 años que ahí vivía, una artesana indígena llamada María Salud Ramírez Caballero, era quien había inspirado el personaje de Mamá Coco”, relató.
A partir de que esa anécdota se difundió en redes sociales comenzó a llegar turismo a Santa Fe de la Laguna, pero no por sus características culturales al ser uno de los hospitales-pueblos que fundó Vasco de Quiroga en el siglo XVI, sino que iban buscando a la “verdadera Mamá Coco”, añadió la investigadora.
Subrayó que el turismo en Michoacán crecía a un promedio de tres a cuatro por ciento anual, pero a partir de 2018 (“Coco” se estrenó en 2017) hubo aumento de 22 por ciento debido a la publicidad.
“Esto dejó claro el poder del cine para promover destinos turísticos de forma intencionada o no, pero también los riesgos que puede generar al atraer a los visitantes, quienes buscan lugares que no existen en la realidad y solo son producto de la ficción, pero que pueden hacer que se transformen las dinámicas locales”, explicó.
Alvarado Sizzo consideró que hay casos positivos en México y en el mundo con localidades que han crecido turísticamente, gracias a alguna producción cinematográfica u otra audiovisual (series, telenovelas) que intenta representar un lugar.
En este sentido, rememoró que un caso emblemático es Real de Catorce, en San Luis Potosí, una pequeña población minera que a inicios del siglo XX quedó prácticamente abandonada, porque terminó la minería y muchos habitantes tuvieron que salir a buscar trabajo en otros sitios del país, incluso a Estados Unidos.
Este lugar permaneció casi como un escenario, un poblado abandonado donde a finales de la década de 1990 se filmó la película de Hollywood “La mexicana”, protagonizada por Julia Roberts y Brad Pitt, que fue muy comercial y vista por miles de personas. A partir de entonces Real de Catorce se proyectó como destino turístico y tuvo el nombramiento de Pueblo Mágico, puntualizó.
Posteriormente, se filmaron otras producciones, se grabaron telenovelas y actualmente recibe numerosos turistas, pues pasó de tener aproximadamente 13 mil visitantes en el año 2000 a más de 60 mil en 2010, apuntó la investigadora.
Venta de artesanías y de alimentos en restaurantes, así como ocupación hotelera, son algunos beneficios que el “turismo cinematográfico” genera en la economía local.
“El riesgo sería que la población se convierta en un escenario a partir de una película y que se pierdan los valores originales de un sitio, así como que se esté representando, no lo que es propio de la comunidad, sino lo que está proyectado a través de estas producciones fílmicas”, enfatizó.
Alvarado Sizzo agregó que los habitantes se adaptan a los gustos de los turistas y hasta ofertan mercancías que tienen que ver con las películas, porque los visitantes las buscan. “Se empieza a tematizar la localidad, y esto en ocasiones puede empoderar a las comunidades locales y lograr que los turistas tengan un acercamiento más real hacia la cultura local, de manera que la película sea una excusa para acercarse a la realidad de estos lugares”.
Sitios que han sido beneficiados por producciones cinematográficas son Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, que tuvo auge el siglo pasado con “María Candelaria”, e inmortalizó los paseos en trajineras; y Puerto Vallarta, que se transformó en un polo turístico luego de la filmación de la hollywoodense “La noche de la iguana”.
Acapulco ha sido escenario de muchos filmes, incluso uno protagonizado por Elvis Presley. Un ejemplo representativo es el Lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio, en Michoacán, que a partir de la película “Maclovia” (1948) se popularizó como sitio para ver el festejo del Día de Muertos.
Preparan coloquio
Para analizar a nivel internacional de manera multidisciplinaria este tema, Alvarado Sizzo prepara el IV Coloquio Turismo, cine y territorio, donde abordarán las producciones cinematográficas y su impacto territorial-turístico; perspectivas teóricas del turismo y cine a partir de la geografía; turismo y cine desde la mirada local y territorio, género; y turismo en el cine, entre otros temas.
El evento se llevará a cabo en la modalidad híbrida, los días 7 y 8 de noviembre del año en curso, en Taxco, Guerrero. Este evento es un proyecto que se realiza en conjunto con la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM y la Universidad de Brasilia, Brasil, en el cual también participan otras universidades nacionales y extranjeras.
Para colaborar con ponencias (en español, portugués e inglés), se puede consultar la convocatoria en el sitio:
https://www.geografia.unam.mx/geoigg/pdf/ConvocatoriaColoquio 2023.pdf