Ciudad de México, 2 de abril de 2023.-
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por deficiencia en la comunicación social e interacción, suele aparecer antes de los 12 meses y tres años.
Especialistas en neuropediatría o en psiquiatría infantil brindan atención al paciente, en coordinación con médico familiar, pedíatra, rehabilitadores del lenguaje, foniatras, expertos en estimulación temprana y con apoyo psicológico.
A las personas que viven con autismo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) les brinda terapias de lenguaje, de socialización, motricidad, psicológica, conductual y ambiental, para mejorar su calidad de vida e interacción con la sociedad.
La jefa de Departamento Clínico de Psiquiatría del Hospital Psiquiátrico con Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 10, Angélica Araceli Aquino Sosa, explicó “que en la mayoría de los casos las personas con esta condición clínica tienen una discapacidad intelectual y social”.
En el marco del Día Internacional de Concienciación sobre el Autismo, que se celebra este 2 de abril, la especialista indicó que con base en el tratamiento se trata de minimizar ese impacto para que la persona que vive con autismo mejore las habilidades de comunicación verbal y no verbal, así como optimizar su desarrollo y bienestar.
Detalló que el autismo no es una enfermedad, sino un trastorno cerebral del desarrollo que afecta sus habilidades sociales, de comportamiento y comunicación. Las personas que viven con autismo comienzan a mostrar signos a una edad temprana.
Indicó que a los 2 ó 3 años de edad, el indicio más claro del autismo es el retraso en el lenguaje verbal.
La doctora Aquino Sosa señaló que el diagnóstico consiste en una evaluación e historia clínica detallada del paciente que se sospeche que vive con autismo, primordialmente del desarrollo y comportamiento.
Apuntó que las primeras intervenciones con el paciente las realiza el médico familiar al acudir a su visita mensual del niño o de la niña que se sospecha vive con autismo, con la finalidad de tener un diagnóstico e intervención temprana.
Posteriormente, dijo, son enviados al servicio de Pediatría para realizar las pruebas y confirmen el diagnóstico, a fin de que el tratamiento lo realicen junto con los especialistas en Neuropediatría o en Psiquiatría Infantil (o paidopsiquiatría); ellos serán los que brinden la atención al paciente en coordinación con rehabilitadores del lenguaje, foniatras, expertos en estimulación temprana y con tratamiento psicológico.
Aunque el autismo no se trata con fármacos, la atención médica se dirige además al tratamiento de comorbilidades, como la ansiedad, trastornos conductuales (auto o hetero agresividad), alteraciones en el sueño, problemas de atención y de concentración e incluso de alimentación; solo en estos casos, detalló, es posible incidir con medicamentos.
Comentó que en el IMSS a los pacientes que viven con autismo se les brinda atención individualizada para procurar también un buen funcionamiento a nivel social, familiar, académico, laboral y hacerlos independientes.
Resaltó que el autismo no tiene un origen específico, aunque pueden confluir varios factores como trastornos genéticos, complicaciones durante el embarazo, antecedentes de enfermedades mentales en la familia y consumo de sustancias, por citar algunas.