Ciudad de México, 27 de febrero de 2023.-
El mundo de la información es complejo por el volumen y los contenidos escritos, multimedia y digitales.
Las fake news suenan más novedosas, por eso la gente las comparte; se distribuyen seis veces más rápido y son 70 por ciento más retwitteadas; hay que actuar con escepticismo.
La alfabetización informacional o desarrollo de capacidades informativas adquiere mayor importancia, ya que el mundo de la información se ha tornado más complejo, por el volumen y la diversidad de contenidos escritos, multimedia y digitales, así como por los datos poco fidedignos o falsos que deambulan en los medios, consideró la titular de la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI), Elsa Margarita Ramírez Leyva.
Durante la inauguración del Ciclo de Conferencias Alfabetización Informacional y la Integridad académica, realizada por la DGBSDI en el Auditorio Jorge Carpizo, de la Coordinación de Humanidades, la doctora en Ciencias de la Información y Documentación destacó: a la problemática actual se suma la inteligencia artificial como la que se experimenta con el chatGPT, un modelo de lenguaje que puede responder preguntas y redactar textos.
Serap Kurbanoglu, de la Universidad Hacettepe, de Turquía, ofreció la charla “Alfabetización en la desinformación: ¿Es hora de reconfigurar la enseñanza de la alfabetización informativa?”, en la cual la experta en Gestión de la Información detalló que se ofrecen vastas cantidades de información compartidas junto con aquella que es falsa, por lo cual la gente se ve envuelta en la desinformación, caracterizada por conceptos erróneos y creencias inexactas difíciles de erradicar.
Para Ramírez Leyva las capacidades informativas son indispensables en la formación en todos los niveles educativos, como en las actividades académicas y profesionales, en las que cada vez será más necesario gestionar grandes y diversos volúmenes de información y transformarla en aprendizaje a lo largo de la vida, conocimientos y cultura.
Los valores éticos y la integridad académica deben ser parte de la responsabilidad del uso y comunicación de la información en la formación de las generaciones del presente y futuro, quienes tendrán que aprender también a identificar los riesgos que pueden propiciar actos de plagio, además de saber reconocer información falsa, enfatizó Ramírez Leyva.
Estos aspectos son desafíos para la profesión bibliotecaria que está comprometida con la formación de los usuarios, pero además es una oportunidad para contribuir a llenar vacíos de esta, corregir y prevenir peligros, agregó.
Al retomar el uso de la palabra, Serap Kurbanoglu estimó necesario comprender el panorama en el que se desarrolla la desinformación y que implica la llegada de datos en desorden; el surgimiento del periodismo ciudadano; la falta de confiabilidad de los usuarios en línea y la influencia de algoritmos.
Los creadores de información falsa usan múltiples técnicas para parecer confiables y engañar a las personas para su difusión como conexiones entre hechos o personas ficticias; contextos erróneos; manipular contenidos; sátira o parodia; contenido impostor; contenido “perdido”; sobreimponer hechos; hechos fabricados; propaganda; patrocinios y equivocaciones intencionales, acotó.
En 2018 un estudio presentado en la revista Science, realizado por el MIT sobre cómo se diseminan las noticias en línea y la información falsa, reveló que las fake news se distribuyen seis veces más rápido y son 70 por ciento más retwitteadas que la verdad. Una razón sugerida por los expertos es que suenan más novedosas y la gente se siente mayormente tentada a compartirlas.
En este proceso las redes sociales e internet han generado importantes cambios en la forma en que la información es producida, comunicada y distribuida; los sistemas de edición son cada vez más accesibles, económicos y fáciles de utilizar haciendo posible que cualquier persona cree contenidos que son rápidamente compartidos. Es decir, la desinformación encontró un nuevo canal.
Para prevenir la desinformación aseguró que se necesita actuar con escepticismo, estar siempre alerta, fomentar el pensamiento analítico, así como exponer a las personas a ejemplos de información errónea para ayudarlos a reconocerla y que la rechacen a futuro.