Ciudad de México, 25 de agosto de 2022.-
La identificación de quienes están infectados y la aplicación de vacunas a grupos en riesgo, son medidas que pueden limitar su propagación de persona a persona.
En los últimos 15 años, siete enfermedades han sido declaradas como emergencia de salud pública internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre ellas la pandemia de covid-19 (en 2020) y recientemente el brote de viruela símica, en julio de 2022, esto ante el incremento de casos que se han extendido a varios países fuera de África occidental y central, de donde es endémica.
De acuerdo con un informe de la OMS, publicado el 10 de agosto, suman 27 mil 814 casos confirmados de viruela símica en 89 países y se registran un total de 11 muertes, cuatro de ellas en países fuera de África, es el caso de España, Brasil e India.
“En este contexto, es relevante que la enfermedad haya sido declarada como una emergencia, porque permitirá incrementar la vigilancia epidemiológica y controlar su propagación”, dijo Ana Lorena Gutiérrez Escolano, investigadora del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav.
El virus de la viruela símica, que pertenece al género Orthopoxvirus, puede ser transmitido al humano por contacto directo con los líquidos corporales, incluyendo la sangre, las lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados, entre ellos roedores y primates; aunque también tiene una propagación de persona a persona.
Esta puede producirse al tener contacto estrecho con la saliva, secreciones de las vías respiratorias, las pústulas de una persona infectada o con objetos contaminados recientemente, como ropa y utensilios para comer. Por lo cual ante un caso confirmado se recomienda aislar al individuo y que la persona cuidadora utilice cubrebocas, evite el contacto directo con lesiones cutáneas y la ropa sea lavada con jabón abundante y agua caliente.
Al respecto, la investigadora del Cinvestav destacó que en un inicio los casos de viruela símica, reportados a partir de los primeros días de mayo de 2022, no tenían origen en el país en el cual fueron detectados, sino en África occidental y central, donde la enfermedad es endémica, pero esto ha cambiado.
Como también lo ha hecho la forma en la que se propaga la infección, ya que la transmisión del virus se daba principalmente a partir del contacto de un animal infectado con un humano; ahora el contagio entre personas sigue en aumento.
En cuanto al intervalo entre la infección con el virus de la viruela símica y la aparición de los síntomas de la enfermedad es de siete hasta 21 días y se distinguen dos etapas. La primera caracterizada por fiebre, dolor de cabeza, lumbar y muscular, además de fatiga e inflamación de los ganglios linfáticos (ubicados en varios sitios del cuerpo, entre ellos el cuello).
En la segunda fase se presenta la erupción cutánea en la cavidad bucal, cara, palmas de las manos y plantas de los pies, que se extiende al tronco; las lesiones inicialmente son pequeñas, rojas y con una base plana que se transforman en pústulas llenas de líquido amarillento, las cuales, finalmente, se secan y con ello termina la infección.
La información de los síntomas es relevante porque permite identificar a quienes están infectados, proceder a su aislamiento y brindarles tratamiento adecuado. Esto, junto a la aplicación de vacunas licenciadas para prevenir la viruela símica a grupos en riesgo, como ya sucede en algunos países, incluidos los trabajadores de la salud, personas que manejan animales, embarazadas, niños o individuos inmunocomprometidos, podría limitar la transmisión de la enfermedad de persona a persona.
“Otro aspecto con potencial de influir en el control de la enfermedad a escala global es que el virus causante de la viruela símica, cuyo material genético es de ADN, muta menos en comparación a los de ARN, como es el caso del SARS-CoV-2, y con ello disminuye la posibilidad de que se vuelva más infeccioso, por ejemplo”, explicó Gutiérrez Escolano.
Además de la covid-19 y la viruela símica, también han sido consideradas como emergencia de salud pública internacional: la pandemia de gripe aviar H1N1 en 2009, la propagación del virus de la poliomielitis en 2014, el brote y epidemia de ébola en 2014 y 2018, respectivamente, y la epidemia de Zika en 2016.
Este tipo de emergencias, que tienen el potencial de cruzar fronteras y amenazar a las personas en todo el mundo, pueden incluir eventos causados por agentes infecciosos, químicos o materiales radiactivos; sin embargo, “todas las declaraciones de la OMS al respecto han sido para enfermedades de origen viral”, destacó Gutiérrez Escolano.