Pacientes con diabetes disminuyen presión arterial después de asesoría alimenticia

Guadalajara, Jalisco, 28 de julio de 2022.-

Participaron en una investigación alumnos de la licenciatura en Nutrición y académicos del CUNorte

Capacitar a los pacientes diabéticos para que coman de manera saludable y de acuerdo con sus requerimientos energéticos, puede influir en una disminución significativa de la presión arterial, redundar en que éstos necesiten menos medicamentos para controlarla, con menos costo para sus familias y una mejora en la calidad de vida.

Así lo señaló la maestra Alejandra Huízar Castañeda, académica del Centro Universitario del Norte (CUNorte), en su investigación “La intervención educativa nutricional para el control de la presión arterial en pacientes con diabetes mellitus tipo 2”, en la que participó un grupo intervenido de 24 personas: 50 por ciento tuvo una disminución significativa de la presión arterial en diez milímetros de mercurio o más, y el resto tuvo una disminución no significativa que oscila entre dos y ocho milímetros de mercurio.

Para la investigación se conformó un grupo de control formado por 20 personas a las cuales no se les capacitó. Las edades de las personas en ambos grupos oscilaban entre los 25 a 70 años. El Hospital Comunitario de Colotlán colaboró con las pruebas de laboratorio efectuadas antes y después de la intervención.

Los resultados son importantes si se toma en cuenta que uno de cada ocho adultos tiene diabetes, y del total de pacientes con diabetes, entre 50 y 60 por ciento pueden tener la presión arterial alta. La hipertensión arterial se presenta de 1.5 a 2 veces más en pacientes con diabetes en comparación con los no diabéticos, y es un factor de riesgo en el desarrollo de complicaciones cardiovasculares y renales.

A las personas de ambos grupos sujetos a investigación se les pesó, midió su estatura, presión arterial, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, de hemoglobina glicosilada, glucosas en ayuno, creatinina, colesterol, y hubo tres recordatorios de 24 horas consistentes en preguntar a los pacientes qué comían durante todo un día para reportar la energía, porcentaje de proteínas, de carbohidratos y lípidos contenidos en su dieta.

Posteriormente, hubo una intervención educativa nutricional, la cual se impartió en un taller de ocho sesiones, durante dos meses, en un espacio del Hospital Comunitario de Colotlán, sobre educación dietética específica, para enseñar a los 24 participantes del grupo intervenido hábitos dietéticos saludables, cómo identificar alimentos con sodio, a clasificar y contar hidratos de carbono, y les explicaron cómo diseñar un menú y organizar las compras del mercado.

La académica explicó que uno de los factores que pueden influir para que se den los cambios es la individualización del menú o plan de alimentación, ya que cada persona tiene necesidades diferentes de energía. Hubo pacientes que tuvieron algunas dudas y recibieron asesorías, incluso en casa. Alumnos de nutrición de octavo semestre iban a las viviendas para dar explicaciones a los participantes con más detalle.

Las mismas mediciones que al inicio fueron hechas a los participantes de ambos grupos (de intervención y de control) fueron hechas tres meses después de que se había terminado la intervención, con los resultados ya descritos para el primer grupo.

Las personas del grupo de control a las que sólo se les informó en qué consistía el proyecto, pero no fueron a las sesiones, bajaron su presión arterial en cinco milímetros de mercurio, en promedio. Lo que puede atribuirse, en parte, a los cambios que por iniciativa propia pudieron hacer en su estilo de vida.

Huízar Castañeda explicó que son pocos los alimentos que tienen efecto terapéutico sobre la presión arterial. Entre éstos está la lima. Sin embargo, la disminución en el consumo de grasas de origen animal como manteca, mantequilla, además de la contenida en las costillas de puerco, la disminución en el consumo de alimentos con mucha sal y con colesterol “malo” (LDL), pueden tener efectos positivos en la salud.

Detalló que en algunos alimentos es fácil detectar la sal, pero hay otros que no tienen sabor salado, aunque sí contienen sodio, por lo que la gente debe tomar sus precauciones. “Los alimentos industrializados, embotellados, enlatados o contenidos en algún empaque traen conservadores, y la mayoría de éstos contienen sodio, que aumenta la presión arterial”.

Los alimentos fritos son también altos en sodio; al respecto, la experta afirmó que, “aunque no tengan sabor salado, por el hecho de estar frito tienen sodio, ya que las grasas lo contienen”.

La investigadora aclaró que la alta presión arterial no siempre es de origen alimenticio, y puede estar relacionada con padecimientos no diagnosticados.

Dijo que el plan es que para inicios de 2023 dar continuidad a la investigación, y hacer el estudio con lapsos más prolongados para ver si pueden encontrar cambios significativos.

Otros académicos del CUNorte que participaron también en la investigación son los doctores Edgar Oswaldo Zamora González, Concepción del Rocío Razo Martínez, y Juan Domínguez Luna, del Servicio de Salud del Estado de Puebla.

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